El ambiente de la música se
vio conmocionado aquel 8 de febrero en el que se daba a conocer la defunción de
uno de los más grandes músicos que dio la Argentina. Su nombre era Luís
Alberto Spinetta y siempre será recordado como “El Flaco”. El legado musical
que dejó es amplísimo, ya que supo estar en bandas como Pescado Rabioso,
Invisible, Almendra y amagó un súper proyecto junto a Charly, que finalmente no
ocurrió, pero que editaron la canción “Rezo por vos” y, fue de lo mejor del
rock nacional.
Es tan grande el amor de la
gente hacia Spinetta que una fanática, llamada Anamari, quiso recordarlo de una
manera muy especial. Realizando un tributo. Y qué tributo…Hace poco tiempo
publiqué una entrevista con ella, donde nos contaba con lujo y detalle lo que el
espectador iba a presenciar; y se quedó corta.
El show comenzó con una
exquisita versión acústica de “Cantata de puentes amarillos”, con la artífice
del tributo en la voz, Feta Montardit en guitarra, Seba Rocchi en bajo y
Christian Rodríguez en una percusión tan precisa y tierna como la canción. Antes,
Matías Romero leyó un poema dedicado al “Flaco” con palabras justas
demostrándole su amor hacia su música.
Tal vez muchos recuerden la
versión que el “Flaco” y Mercedes Sosa cantaron en el disco “Cantora” de la
“Negra”. En el tributo no podía faltar, y la difícil voz estuvo a cargo de
Mariana, la madre de Anamari, luciéndose en cada momento que la canción sonaba.
La percusión de bombo de Christian estuvo excepcional también.
Cuando llegó el momento en
que un hombre se apoderara del micrófono se produjo una sensación increíble.
Germán Battelini dejó a toda la audiencia boquiabierta con el tema “Como el
viento voy a ver”. Un tono de voz que alcanzó las notas altas del estribillo y
se lució como los mejores. “Las habladurías del mundo” con Rama y Tory en guitarra dejaron atónitos a los espectadores, en la que la voz de Anamari se amoldó
perfectamente a la canción y fue uno de los momentos más altos del show. Al final,
sonó “Muchacha ojos de papel”, con todas las mujeres a cargo de la voz, Facundo
Aon en esa guitarra criolla inconfundible, y con todos los músicos que, a lo
largo del tema, fueron subiendo al escenario a cantar uno de los himnos del rock
nacional. Sin desperdicio.