La verdad de la “Tragedia de Once”.
Primero, la línea ferroviaria que une la estación Once con el oeste de la provincia de Buenos Aires es
la que está en peores condiciones. Es una de las más populosas de la Argentina, es la que
transita por una de las zonas más conflictivas de la ciudad, ya que cruza gran
parte de la Capital
Federal por una zona densamente poblada, y, como si fuera
poco, es una de las que tienen infraestructura más vieja. Los trenes, las vías
y los sistemas de señalización son obsoletos y muchos de ellos ya tienen 80
años de antigüedad.
A ningún ferroviario, menos aún a los funcionarios del área de transporte, les puede
sorprender que las tragedias en Once. La vieja infraestructura que aporta el
Estado, la deficiente mantención y el atraso de un plan de obras anunciado y
postergado por siempre son condimentos perfectos para que se cultive la
tragedia. Hoy las obras en el Sarmiento están abandonadas, paradas,
desaceleradas o simplemente adjudicadas y sin ninguna ejecución. La inflación y
la imposibilidad de readecuar los costos de los montos licitados hicieron que
varios adjudicatarios abandonaran o desaceleraran los proyectos.
La
historia de lo que debería hacerse la planteó el Gobierno el 28 de diciembre de
2005. Entonces se firmó el decreto 1683, cuyo título era una declaración de
principios: Programa de Obras, Trabajos Indispensables y Adquisición de Bienes
Ferroviarios.
El
proyecto más conocido es el soterramiento de la traza, es decir, entubar el
recorrido desde Once hasta Moreno. La obra se licitó en 2006 y un año después
se abrieron las ofertas. En 2008 se adjudicó el proyecto a la empresa Iecsa. En
2009 se pagaron los anticipos de gastos y se inició el proceso que, según el
cronograma oficial, debería tener terminado a fines de 2011 el tramo desde
Caballito hasta Ciudadela. La tunelera llegó, pero los trabajos en los túneles
son incipientes.
El
hecho ocurrió el miércoles 22 de febrero de 2012. Se produjo alrededor de las
8.30 y determinó la movilización de un masivo operativo del que participó
personal del Same, bomberos y policías, además de la presencia de helicópteros
para el traslado de heridos.
En la
terminal de Once, uno de los centros neurálgicos de la Capital Federal ya
que conecta con un amplio corredor de la zona oeste de la ciudad de Buenos
Aires y del Conurbano, se hicieron presentes el ministro de Salud de la Nación, Juan Manzur, el
ministro de Seguridad porteño, Guillermo Montenegro, y el secretario de
Transporte de la Nación,
Juan Pablo Schiavi.
"Fue
un accidente muy grave", reconoció Schiavi antes de que se estableciera
que había fallecidos, y precisó que el tren entró a la terminal "a 26
kilómetros por hora. Suponemos que hubo un desperfecto de frenos", fueron
las primeras declaraciones del ex Secretario de Transporte.
Rol de los hospitales. Por
la elevada cantidad de heridos, todos los hospitales de la ciudad quedaron
afectados al operativo de atención de las víctimas. Después del mediodía,
decenas de personas peregrinaban por distintos centros médicos para conocer la
suerte de los familiares que habitualmente viajan en ese tren y no podían ser
ubicados.
"Al
parecer, el tren se quedó sin frenos cuando llegaba a la estación y terminó
pegando contra el paragolpes", indicó el delegado gremial de la línea
Sarmiento Edgardo Reynoso.
Esa
posibilidad será investigada por el juez federal Claudio Bonadío, el fiscal
Federico Delgado y personal de la comisaría séptima, con jurisdicción en la
zona.
La formación salió de Moreno y
transportaba 1200 personas. Ingresó a la estación desacelerando, pero 40 metros
antes de llegar, a una velocidad de 20 Km. /h, dejó de frenar y chocó con los
sistemas de paragolpes de contención del andén 2. Aún no se sabe si fallaron
los frenos o si fue un error del conductor. Durante el accidente los primeros
tres vagones se aplastaron, ocasionando
los heridos más graves.
Aún no se ha determinado las
causas de la colisión y la
Justicia argentina las está investigando. Existen dos
principales hipótesis a la pregunta ¿por qué no frenó a tiempo? la primera, por
una falla en el sistema neumático de frenos, y la otra, debido a un error
humano.
El ex Secretario de Transporte
(ya que luego del accidente renuncia a su cargo) Juan Pablo Schiavi, afirmó que no se sabe que
ocurrió en los últimos 40 metros antes de que el tren colisionara con el
paragolpes del andén 2. El tren transitaba a 47 Km. /h a mil metros del
accidente, a 26 Km. /h en la punta del andén y a 20km/h a 40 metros del
paragolpes estas velocidades
fueron medidas por el GPS.
Schiavi afirmó que hubo cambio de conductor en este tren que recorre 14
estaciones entre Moreno y Once, en la estación de Castelar, en dirección a
Once, a las 7:49Hs. Tomaba su primer servicio del día. La formación antes de
chocar, había realizado diez recorridos sin inconvenientes y era el quinto
viaje de ida y vuelta. De acuerdo
a fuentes gremiales, el mismo tren que chocó en Once había salido de los
talleres el día anterior al accidente, luego de cumplir 10 días de trabajos de
mantenimiento.
Asimismo, varios usuarios,
gremialistas y políticos han denunciando en reiteradas ocasiones el pésimo
estado de la línea Sarmiento en particular y del sistema ferroviario argentino
en general.
Desde su privatización en 1995,
está línea está bajo el control de la empresa Trenes de Buenos Aires y actualmente recibe subsidios del Estado nacional.
El presidente de la Auditoria General de la Nación, Leandro Despouy indicó: “no hay ninguna duda de que el
Estado tiene una responsabilidad mayúscula en lo que concierne a la concesión
de un servicio público, que sigue estando en manos del Estado: sólo se concede
en la medida en que la empresa cumpla estrictamente con las condiciones que el
propio Estado establece en el contrato de concesión” La auditoria realizada en el año 2008
informa: "a juzgar por el deficitario estado general de conservación que
presenta el sistema, la gestión del Concesionario puede caracterizarse como
ineficaz, dado que no se observa para el mantenimiento una respuesta técnica
acorde al estado en que se encuentran los bienes concesionados".
Sin dudas, el caso se resolverá
luego de todas las interrogatorios que el juez realizará a todos los acusados
por la tragedia pero, ¿habrá algún cambio luego de lo ocurrido?
Decir que no va a volver a pasar es algo
precipitado aunque parezca increíble, pero sin medidas de seguridad, sin un
buen manejo de los subsidios que otorga el Estado a las empresas, sin un
control que permita que la plata sea derivada al mantenimiento de vías y
vagones, sin absolutamente nada, los trenes parecen estar cada vez más
olvidados.
La tragedia de Once dejó un saldo de 51
muertos y más de 700 heridos. ¿Irresponsabilidad del conductor? Eso se verá,
pero lo más importante en esta situación es mirar un poco para arriba y
reclamar a las empresas y al mismo Estado los derechos que todos los usuarios
del transporte público tienen. Viajar como animales es algo habitual en la hora
de viajar en tren, así que se tiene que modificar todo de inmediato.
Ojalá que “NUNCA MÁS”.